Primera Llamada para guardar los recuerdos en la Memoria 1

Al-Sesgo - 19/12/24

Todo tiene un principio y un final. Tal vez sepamos a bien en que fecha nos iniciamos en tal o cual asunto, incluido el nacimiento personal, o las ideas que llegaron de pronto sin avisar a donde ir. Sin embargo, la fecha del retiro o la despedida, casi siempre, llega o se planea, sin que veamos la realidad de donde será y cuando. Obviamente la despedida de este mundo, nadie o casi nadie tiene esa fecha marcada con la palabra FIN. Incluyendo los finales de alguna película, de un libro, de una faena, novela o capitulo, donde sea uno quien ponga ese final.

Pero si de ir colocando ese final se trata, ahora es el tiempo. Y lo hacemos en tres capítulos. Este será el primero y ya luego sin fechas marcadas, vendrán la segunda y la que cerrará, la tercera y gran final.

Esta primera llamada, se compone justo cuando sentimos que las facultades se nos van disminuyendo y se siente que aquello que dominamos alguna vez con gran facilidad, ahora se nos dificulta un poco para cerrar esa faena, que otros ayeres, nos decía el momento justo de como rematar o sentir el momento adecuado para cerrar un capitulo que nos aconsejaba la experiencia, la que sería el momento adecuado. Así que llega este primer llamado para dejar en claro, que debe iniciarse esa primera llamada y guardar en la Memoria, física y mental, de que habrá de dar paso en firme y dejar muy bien establecido, que esta primera etapa de la vida, llega a buen tiempo, aún en condiciones ideales, sin que vaya de lado alguna amargura a la vera.

Aquí dejamos atrás todos los buenos recuerdos y vivencias, desde que somos consientes de la vida. Esos momentos que se han guardado para recordarlos en cuanto sea posible, traerlos y contarlos, de cómo fueron los inicios y tomar de ello, el porque de estar viviendo este viaje digno de contarse tras haberlo vivido. Ahí están aquellos inicios donde como jugando, se nos impuso el primer trabajo, que no fue otro, que el iniciarnos como en un juego infantil, solo que, ahora recibiendo como pago, algunas monedas que significaban, que todo en esta vida, si se es bien ejecutado, esto tendría un valor que iría subiendo de importancia, al igual que la exigencia que se le va imponiendo a toda problemática.

Fueron cinco o seis monedas, lo recibido por la primera jornada que llego a siete días de trabajo. Y sin embargo, se nos hiso como una recompensa apenas valorada, por lo que sentimos debió haber sido mayor la cantidad, sin embargo, esto marcó como un tatuaje en la piel, que habría de valorar lo hecho, por lo sentido. Y que buen aliciente, pues de ello, nació también el no dejar de conseguir algo mejor todos los días, a sabiendas de que nada en este mundo, es de gratis y menos, si el esfuerzo, sabemos, vale más que lo pensado.

Ahí inicia la primera fecha de esta Memoria, física.

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